Las sombras envuelven las cuatro paredes que te rodean.
Estás inmersa en ellas y no puedes, no quieres salir.Respiras profundamente. . .
Y sientes cómo un gélido frio invade tu interior, clavándose en los pulmones como cuchillas afiladas.
Intentas mover tus miembros sin conseguirlo, notas cómo los huesos se hacen añicos junto a las
ilusiones.
La sonrisa y la alegría se marchitan lentamente haciendo que se nuble tu alma.
Escuchas cómo chirrian tus dientes por la rabia, el dolor y la desesperación.
Duele pestañear, escuece el iris , las pupilas arden y la fuerza se desvanece...
Deseas salir corriendo hasta morir del cansancio...Pero es imposible. Estás ahí, parada.
Entre oscuridad y tinieblas anhelando el abrazo de la muerte.
Pero, de pronto sientes algo punzante undiéndose en tu piel, tiñendo el suelo de escarlata...
Aparece una hermosa y cegadora luz. La miras, y cierras los ojos para poner fin a tu existencia.
Gritas.... En tu último aliento. ¡Te sientes más viva que nunca!
Es lo último que haces....Gritar el nombre de quien te arrancó el corazón del pecho,
para alejarse sin decir nada....